“Con el miedo que hay ahora mismo, quiero asegurarme de que mi familia esté protegida en caso de que haya algún cierre”, dijo María García a la prensa local
Redacción: Enfoques
En el sur de Trinidad, la población se está preparando, abasteciéndose de alimentos y suministros esenciales, ante un posible conflicto armado en la región.
La repentina oleada de compras coincidió con la llegada del USS Gravely, un destructor de misiles guiados que atracó en Puerto España el domingo como parte de los ejercicios militares conjuntos que continúan hasta el 30 de octubre.
“Con el miedo que hay ahora mismo, quiero asegurarme de que mi familia esté protegida en caso de que haya algún cierre”, dijo María García a la prensa local.
La presencia del buque de guerra también ha suscitado un acalorado debate sobre la estabilidad y la soberanía regionales.
El Gobierno liderado por la primera ministra Kamla Persad-Bissessar defendió la llegada como parte de una larga colaboración en materia de seguridad centrada en la lucha contra el narcotráfico y la vigilancia marítima.
La oposición, por su parte, calificó la gestión del Gobierno de “imprudente” e “hipócrita”.
La llegada del navío creó revuelo entre los curiosos, quienes aún creen que no es demasiado tarde para que el Gobierno adopte una posición neutral ante las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela.
Al igual que muchos otros presentes, un hombre quien no reveló su identidad pidió mayor transparencia por parte del Gobierno sobre la intención y el propósito de la visita de las fuerzas gringas y sobre la dirección de la política exterior del país.
Ayer, el Gobierno anunció que ejecutará la deportación masiva de todos los migrantes venezolanos que estén en Trinidad en condición irregular, según un memorando firmado por el secretario de Seguridad Nacional, Videsh Maharaj.

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